martes, 24 de enero de 2012

X

         Muchos días a la semana me siento en frente del ordenador y pienso sobre que puedo escribir en el blog, pero como nunca tengo una buena idea no suelo publicar nada. En cambio, hoy me he tenido que enfrentar a X. X es un problema con el que cada individuo sobre la faz de la tierra se puede encontrar. Y si por si eso no fuese poco X se vuelve XL cuando la persona, voluntaria o involuntariamente, lo incrementa.

        Hoy, día 24, sentada delante de la pantalla, me vienen muchas cosas a la cabeza, pero especialmente me pasa por ella una persona en concreto. Digamos que dentro de su cabeza se esconde XXL y lo sabe, como antaño yo sabia que lo tenía. Todos los días XXL le va ganando la batalla porque esa persona se vuelve XS inconscientemente, y no quiere ir en contra de eso, pero yo sí. Quiero ayudar. 

        Quizá, de hecho sé, que hoy me he pasado de la raya y que le debo una disculpa a esa persona pero no lo haré hasta que lea lo siguiente:  Todos los días se te caen los ojos de ver como una persona esta sufriendo delante de tus ojos y no puedes hacer nada. Es como ese mendigo que ves por la calle y te entristece. Sabes que esta ahí o porque desea vivir así o porque la desgracia visitó su lecho.

        Cuando deseas ser el brazo de una persona a la que piensa que le sobra, te entra las ganas de tener otro brazo que te apoye a ti ya que la fuerza que necesitas debe duplicarse, incluso triplicarse. Tú te preguntas      ¿ Por qué haces esto si no es de tu incumbencia?, y no obtienes respuesta pero sabes que uno de los motivos es la importancia que le das a quien quieres apoyar.

        Muchísimas veces no se aprecia a la gente que ayuda a los demás, y eso lo convierte en desprecio por parte del receptor. Hace falta ser valiente para decir que se falla en algo, ya que a partir de ese punto uno se empieza a volver fuerte y mas autónomo respecto con su cabeza, sin ser tan manipulable. Que menos decir sobre la ayuda. Recibir apoyo de los demás no es negativo, si no que a parte de ser positivo, aprendes de las otras personas.





viernes, 4 de febrero de 2011

William Ernest Henley

 Este poema aparece en la película invictus (invencible), de la cual Morgan Freeman es protagonista.
Me llamo la atención, y me pareció muy bonito. Así que, comparto el poema de William Ernest Henley con mis lectores:






Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

jueves, 6 de enero de 2011

La primera vez

       Naces, es el primer contacto con el mundo, el primer lloro, la primera sonrisa, el primer vistazo, los primeros tactos, el calor familiar,la inevitable felicidad, que nos invade como los tiburones a un banco de peces.
     Cumples año y medio. La primera palabra, el primer paso ( o en algunos casos el primer gateo), los primeros dientecitos lo que conlleva a un primer dolor doloroso, el primer contacto con un juguete más grande que tu.
     4 años, la primera bronca seria porque has hecho algo que has hecho mal, el primer engaño a los padres, las primeras muñecas, los primeros rotuladores, la primera vez que te enfadas por una tontería, la primera vez que pruebas nuevos gustos(comida), El primer disfraz de princesa porque te gusta Disney, el primer traje de spider man porque lo adoras.
   8 años, la primera vez que viajas a lo largo en el auto de papa, la primera vez que ves una ciudad que no es la tuya y te parece grandiiiisiiimaa, los primeros buenos amigos, la primera tristeza , la primera perdida, la primera comunión, los primeros examenes (la tabla del 4), los primeros tactos con la música, el primer castigo de dos semanas, el primer premio por aprobar el examen de la tabla del 4, el primer miedo a la soledad, los primeros razonamientos contigo mismo.
   12 años, el primer contacto con los estudios serios, la primera vez que ves a los de diferente sexo con otros ojos, ya que no juegas al escondite con el mismo niño o  niña  porque te das cuenta de que es diferente a ti, y empiezas a mantener las distancias, los primeros cambios hacia la adolescencia,  la primera vez que lees una revista de cotilleo para jovenes,  la primera vez que empiezas a fijarte en tu apariencia, las primeras preguntas que hacen "sufrir" a tus padres, porque la explicación es para ellos complicada, la primera ilegalidad, como pintar en las paredes de la calle.
    17 años, la primera vez que las que descubres que las cosas no son como te las habían contado, la primera vez que razonas por todo, la primera vez que discutes tanto con tus padres por un chico o una chica, la primera vez que tienes las hormonas tan alteradas, el primer beso, quizá la primera vez que te relacionas sexualmente con otra persona, la primera vez que empiezas a entrar al mundo de la madurez.
  22 años, la primera vez que acabas tu carrera, la primera vez que tienes una relación seria, la primera vez que has sido independiente, la primera vez que conduces un coche, la primera discusión con tus amigos de verdad, la primera vez que tienes un trabajo, la primera vez que miras atrás y te das cuenta de cuan corta ha sido la vida, las primeras lagrimas por amor y despedidas.
   30 años, la primera vida como progenitor de un bebé, la primera vez que estas casad@, la primera vez que discutes con la persona a la que más amas, el primer despido, la primera desesperación, los primeros problemas económicos de la familia, la primera casa compartida, el primer viaje al extranjero a las afueras de tu país con tus seres queridos.
  40, 50, 60, 70 ,80, incluso 90... Sigue la vida, quizás con más emociones , pero la vida es más estable. Primeras veces a partir de una cierta edad no hay, salvo la primera jubilación, el primer viaje con el imserso, la primera pensión, la primera partida al bingo, o el primer baile en el club de los jubilados. Y finalmente queda lo primero de lo último, la primera vez que dejas de respirar y te meten en una lapida para el descaso eterno. Pero aún quedan décadas para ello, y por eso hay que aprovechar todas las primeras veces.

                                                                                                                                     Aitziber

miércoles, 5 de enero de 2011

Las cuestas son como los amigos, siempre están ahí.

     Digamos, querido lector, que yo vivo en una zona que podría compararse a las pantallas de la Bolsa, ya que todo el rato los caminos son hacia arriba y hacia abajo, porque esto, amigo mio,  esta plagado de cuestas.
     Quien no ha salido en una bonita mañana de sol y buena temperatura a dar una hermosa vuelta, porque realmente te apetecía, ha saludado al amigo que paseaba al perro o que te ha visto de casualidad mientras pasaba con la bici o también encuentras a tu vecina de 60 años haciendo footing con sus amigas, que hablaban euforicamente de lo que le ha pasado a la Mari del cuarto, a mi desde luego, me ha pasado. 
    El día sigue siendo realmente perfecto, y tu sigues andando como si nada, mientras disfrutas más y más de la libertad que tu jefe te ha concedido. De repente, notas que la canción que toca a continuación en el aparato de música, no te gusta (todo mientras sigues andando) y te tiras un buen rato eligiendo una  que te haga sentirte una estrella de Holliwood , y cuando la has seleccionado y parece que todo va a ir a mejor... ¡hay esta! alguna vez tenía que aparecer, la cuesta. 
    La miras desafiante, cual baquero del oeste. Pasa el tiempo mientras decides si subirla o rendirte a sus pies, darte la vuelta y marcharte. Decides, mientras te piensas que la cuesta te hace burla, darte la vuelta cuando de repente suena una canción que te da fuerza, te giras otra vez y piensas "cuesta, te matare, te voy a subir, y luego me reiré en tu cara", y comienzas a subir.
   La subida de las cuestas son como la tabla de evolución del ser humano. Los primeros metros te los subes recto, como un campeón. Avanzas mas, pero ya no estas tan recto, aunque todavía es aguantable.
Ahora te encuentras en la mitad de la cuesta, tu vida empieza a peligrar. Miras abajo, miras arriba, te miras a ti mismo y decides tomar un descanso de un minuto. Continuas avanzando y ya entras en la posición chimpancé, porque estas encorvado y delirando. Últimos metros. Todo te parece imposible. Tus manos casi rozan el suelo, pero sigues adelante. Por fin, te levantas y después de sentirte orgulloso, Te ríes de la cuesta, miras hacia abajo y piensas que eres el rey del mundo. Y ahora hay que volver a bajar.
   Ahí que ver que de obstáculos hay en el mundo, y ademas son tan graciosos que le llaman CUESTA a algo que te supone esfuerzo para que te vayas mentalizando de que te va costar superarlo... Bueno,  lo bueno de esto, es que si alguien quiere ponerse a régimen, no hace falta irse al gimnasio y pagar 80 euros por mes, ya que con las cuestas ya tenemos suficiente.


                                                                                                                               Aitziber

lunes, 3 de enero de 2011

El dulce susurro de la melodía.

      Probablemente este sera otro artículo para leer, otro entretenimiento, pero quizá mientras avances en la lectura te intereses más, y termines de leerlo.
     Todos nos hemos preguntado alguna vez, mientras estábamos sentados en un banco, en la esquina de una calle, en el parque, o también en el sofá de nuestra cómoda casa, de donde procedía esa hermosa melodía. Al principio piensas " Son imaginaciones mías", pero después, te empeñas en prestar más atención, y ves que no son imaginaciones, que lo que escuchas es real. La música te atrapa, despierta tu ansia interior por saber de donde procede, quieres saber quien es el autor de la canción, porque tu también deseas tenerlo en un ordenador, en un viejo CD o en el Ipod.
    Descubres que procede de una caja con teclas, que están atadas con cuerdas de metal que no las dejan escapar. "Es el piano" , y una tímida sonrisa sale de tu boca. Tus sentidos quieren más, y se empeñan en buscar la procedencia de lo que tanto te atrae. Cierras los ojos y descubres que el violín es el fiel acompañante del piano, que no lo deja en la soledad, que embellece aún más la melodía.
   Te vienen recuerdos que una vez enterraste en lo hondo del cerebro, que quisiste cerrar, puesto que pueden ser memorias tanto alegres como tristes. En este momento te viene la primera oleada de pensamientos. Te acuerdas de cosas que no te gustan, y las lagrimas que fueron prisioneras durante un tiempo escapan, respirando el aire fresco de la libertad. " No llores, eso ya pasó" te dices, y a continuación empiezan a parar los llantos, porque te has acordado de la primera vez que jugaste al escondite con tus amigos en el parque, aquella vez que llegaste a casa y tu madre te dio un cálido abrazo, esa vez que montaste en un bici y descubriste mundo, o quizá esa cosa agradable que no te atreviste a contar a nadie porque era tu secreto más preciado, el tesoro que compartías contigo mismo. Y pum, has abierto los ojos, porque la canción ha llegado a su fin, vuelves a la realidad.
   La realidad, que agradable, que desagradable... que... no hay palabras que sirvan para describir realidad , pero las gotas que 5 minutos antes cayeron de tus ojos si han podido describir lo que sentías por el susurro de aquella dulce melodía, esa que te ha hecho recordar, sonreír y llorar , y que ha creado de ti una fragilidad que hasta ahora no habías sentido.
    Te has dejado llevar por la música, y eso ha hecho despertar tus instintos, que es lo que has querido siempre pero no has podido hacer nunca. Es la magia del instrumento, del dulce susurro del piano.

                                                                                                                         Aitziber